lunes, 21 de septiembre de 2009

Crónicas de una musaraña de ciudad (III)

y partes
Zorro, harto de la situación, coloca micrófonos en el despacho de Musaraña mientras despioja la moqueta, esperando reunir pruebas para quitarse de en medio a su déspota jefe. Mientras, a Musaraña le está atusando el pelo el Carnero Barbero, que sabe que debe hacérselo todos los días, y gratis, ya que Musaraña ha sumido a Madriguera d'Or en un estado esclavista.

Zorro se desespera porque Musaraña es más que cauto, y van pasando las semanas sin obtener ninguna prueba sólida que aportar al Juez Cóndor. Un día encuentra un sobre al lado de su ruinosa casa con un montón de documentos que condenarán automáticamente al cabronazo de Musaraña. Se los envía la viuda de Contatopo, ya que lo único que desea es ver metido en la Cárcel Caverna al que ordenó la muerte de su eficiente marido.

Zorro lleva los documentos al Juez Cóndor y se encarcela a Musaraña sin fianza, a la espera de sentencia, que pinta va a ser larga. Ahora Zorro se queda, circunstancialmente, al mando de Madriguera d'Or. Vuelta a empezar. El sistema es cíclico y se autoalimenta.

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