Pacto para la involución

Este careto es el que tiene una rancia señora conocida por muchos. No es la cerdita Peggy, es Mº Antonia Munar, estandarte de la clase chovinista mallorquina. ¿Por qué irritaros las retinas? Porque se pasó de lista y ahora está pringada hasta arriba.

Munar, presidenta de honor de Unió Mallorquina, está imputada por prevaricación y fraude por el caso Can Domenge, en el que supuestamente se vendió un solar de 52.000 m2, destinado a uso social, por 30 millones de euros a la promotora Sacresa, cuando otra promotora, Nuñez y Navarro, ofrecía 60, en un concurso público lleno de irregularidades. De hecho, la promotora adjudicataria hacía meses que alardeaba de tener un proyecto en marcha, incluso tenía permisos para las excavaciones desde antes de la adjudicación. En principio debían construirse VPO, pero resultarán viviendas de lujo, ya que según Munar, nadie la advirtió de que debía ser un terreno para uso social. El juez la increpa por no conocer la ley autonómica que regula la venta de patrimonio público.

Aparte de este gran chanchullo, y a raíz de las investigaciones, Munar dice no estar vinculada a ninguna sociedad, cuando en su domicilio particular están asociadas Ranum S.A. (participaciones de su marido), Trasiego de Carbones Alcúdia, S.L., participada y presidida por ella misma y Bamusa, S.L., montada para transportar la grava de las carreteras que adjudicaba desde la presidencia del Consell de Mallorca.

Más de lo mismo, sólo cambian los personajes y la ubicación. Mientras nos bombardean con que la deflación se ha estancado, que eso es bueno, que hay que revisar el modelo de trabajo para crear puestos de trabajo. Tienen planeado precarizar el empleo para volver a pegar unos señores pelotazos y, dentro de unos años, volver a vivir una nueva crisis. Qué pedazo de mierda de vida nos toca vivir! Estoy hasta los cojones de que decidan por nosotros, que intenten presionar a la sociedad, manejarla para sus fines personales. Cualquier día de estos salgo a la calle, me subo a un cajón y monto una revuelta, a ver si quemando tres contenedores se dignan escuchar a los que estamos hartos.