lunes, 15 de marzo de 2010

Adicciones

El ser humano es débil, tiene una facilidad innata en crearse necesidades, adicciones, tener una "droga" que le permita vivir su día a día con una supuesta mejor fortuna. Unos se dan al alcohol, otros al tabaco, al juego, a la cocaína, al sexo, al trabajo, las mujeres más fashion a comprar zapatos sin cesar, los políticos a mentirnos... Estas y otras muchas adicciones pueden ser nocivas para la salud, para el bolsillo y para los que rodean a los sujetos, otras son más llevaderas. Todo dependerá de la materia gris de cada uno y cómo asuma su trance personal. Incluso debe haber personas que son adictas a alguna cosa que se puede mantener perfectamente en la intimidad y nadie descubrirlo jamás, sin eso significar que no sea una adicción, como por ejemplo deleitándose oliendo perros mojados.

Por adicción yo entiendo algo de lo que no puedes prescindir en tu día a día. Más arriba he referido las adicciones más comunes, las que están más extendidas, gozando éstas de asociaciones, terapeutas especializados y colectivos varios. Pero sin embargo, lejos de banalizar el listado anterior, hay adicciones que todavía siguen encubiertas, no se habla de ellas, nadie ha caído en la cuenta de que existen, ni las reconocen por no haber llegado a asociar ideas. El caso más preocupante y denunciable es el de un macabro producto lácteo conocido comercialmente como Actimel.


Noooo!!! Llévenselo! Destruyan su maligna fórmula magistral!!!!!


¡¡ Actimel de los cojones, maldigo el día que consiguieron meter unos cuantos L. cassei inmunitas dentro de tu pequeño frasco !!! ¡¡ Tú provocaste que, con las legañas impidiéndome abrir los ojos, ya estuviera hurgando en la nevera en busca de tu divino líquido !!! ¡¡¡ Tú provocas que quiera beberme otro, y otro, y otroooo....!!!!! He llegado a tomarte por la mañana a pares, antes de ir a dormir otro más, como si de Prozac estuvieras hecho... Lo veía anunciado en la tele y me iba con un cohete metido por el culo a buscarte. Soñaba con que amaneciera para ingerirte y que me poseyeras...

Pero ahora, con la cabeza bien alta, puedo decir y digo: "soy una persona limpia." Dejé de comprar las diabólicas botellitas, y después de pasar un mono importante, unas semanas después conseguí dejar de pensar en el Actimel. ¿Y cómo lo conseguí? Fácil: un poco de racionalización y pasarme al café y a la coca-cola. Si es que somos fáciles...

4 comentarios:

  1. ¡Ja, ja, que bueno! Lo mío es bien simple: cualquier cosa con forma y gusto de chocolate sin leche.
    Si es que cuando no es una cosa es otra.
    Y si no, ¿como superaríamos aquellos días en que vivir resulta tan difícil y agotador?

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  2. Mmmm, Jekill! Chocolateee.... (intúyanse babas cayendo de la boca de Homer Simpson)Precisamente ahora me estoy comiendo un trozo de chocolate negro con avellanas...

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  3. Actimel tiene una historia mas que controvertida, se ha demostrado que no aporta nada que no aporte un yogur normal y corriente, solo que te lo cobran 4 veces mas caro con la excusa de las/los elemunitas esos de los cojones, los cuales, hacen exactamente lo mismo que el yogur de toda la vida. Pero me alegro que te desenganchases de el.

    Salu2 y felicidades por el blog.

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  4. Hola, Hasta los cojones!

    Los de Danone está claro que son unos listos, pero les funciona el asunto. Yo ni quiero pensar la pasta que ganan gracias a los yonkis del actimel.

    Saludos y gracias por pasarte.

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