No avanzaremos jamás

Hace unos días saltó la liebre en mi mente. Estaba viendo las noticias cuando ví al Presidente Zapatero compareciendo en una rueda de prensa a nivel europeo, por eso de la Presidencia Europea (no voy a entrar al trapo, ya sabemos para qué sirve este cargo... para gastar dinero y hacer amiguitos de campamento). ¿Pero qué es lo que me llamó la atención? Pues que el tío no habla en inglés, ni antes ni ahora. Yo siempre he defendido y defiendo que las personas hablemos en nuestra lengua madre y la hagamos perdurar, aunque sea minoritaria, pero es que si ostentas un cargo de cierta magnitud, como Presidente de un gobierno, debes conocer el inglés, ya que se ha establecido como lengua vehicular a nivel mundial. Este último hecho gustará más o menos, pero es lo que es, y no tiene pinta de cambiar. Y si no sabes, ponte las pilas y aprende, que los demás hacemos lo propio.

Todavía recuerdo las risas que me provocó oír a Aznar hablando "spanglish", diciendo eso de "Estamos trabajando en ellou" o "Because he is my friend". Otro dirigente que no sabía inglés. Y mucho me temo que ni Rajoy ni Cayo Lara tampoco conozcan la lengua de la Reina Madre. Con todo este panorama, sin meterme a hablar de si el Presidente actual o los otros candidatos son competentes como dirigentes, creo que deberían pedirse unos mínimos a los candidatos a la Presidencia. Es de recibo que sepan hablar inglés, para conseguir conversaciones fluídas sin intérpretes de por medio, deberían conocer pautas de protocolo, tener una vasta cultura general, unos mínimos de psicología, ir sobrados en dialéctica y dominar un extenso vocabulario. Pero no. Llegados al cargo, no hace falta esfuerzo por mejorar, crecer. No tienen expectativas personales, por lo que está claro que, si no son ambiciosos con ellos mismos, no lo serán con el país que gobiernan.

Vamos mal, fatal.

Una vez más pienso en una Utopía que, seguro, no llegará. Sigo pensando que todo esto Acabará Petando. El planeta Tierra nos rechaza, también nos rechazamos entre nosotros, con tanta guerrita por el dichoso petróleo, que vuelve a costar un riñón. No sé muy bien qué nos podría consolar, quizá no haya consuelo. Pero lo que sí tengo claro es que yo no tengo intención de conformarme.